El Sueño del Poeta: febrero 2009
Mis versos se van, siguiendo cierto aire de amapola, pero seguirán vivos en: http://airedeamapola.blogspot.com/

lunes, 23 de febrero de 2009

Poemas 7

Nuestro parque

La brisa recorre los árboles con su suave susurro
en aquel lejano parque en el que algún día nos encontraremos.
Los pájaros cantan y revolotean de copa en copa,
la rojiza ardilla corretea entre brotes de hierba verde,
mientras la noche sin nubes se cierne sobre el parque.
La lisa superficie del agua del estanque refleja
la luna (con su pálido halo) y la noche oscura
(y las estrellas).
Caminan sobre el viento las hojas secas que,
a la mañana, se cubrirán de rocío.

Quizá te preguntes por qué digo (del parque) nuestro
en vez de uno cualquiera.
Te responderé que lo he visto en sueños,
sueños de verdad, sueños de amor.
He visto este parque nuestro con su brisa y sus árboles,
sus susurros, sus pájaros y su estanque,
su luna (sus estrellas) y su noche.
Todo está ya oscuro y en silencio,
todo espera nuestro encuentro...
y nuestro beso.



Sin título VI


Hay días que me propongo olvidarte,
otros intento no pensar en ti;

busco no sentir nada al verte,

no soñar contigo.

Persigo la risa y acabo llorando siempre,

lágrimas infinitas por no tenerte.

Lloro porque sin ti muerto

y sonrío porque no viviré más.

Cómo duele haberte perdido,
quiero llorar, pero no puedo,

la muerte me arrebata las lágrimas.


El parque quedó frío allá a lo lejos,

ya no están nuestros cuerpos, nuestras caricias,

ni nuestros besos.

Ahora los pájaros se sienten solos

sin nuestro aura y nuestra ternura,

y ya no cantan, melancólicos.

La fuente ya no escupe sino agua negra

y sucia, contaminada por Ellos;

nuestros sueños ya solo son pedacitos
que arrastra el viento.

¿Hierba sobre mí?

¿Volviste, parque lejano y olvidado?

No, espera un momento,

no hay pájaros ni fuente

(ni rincón para nuestros besos).

Entonces, ¿qué es la fría piedra

que está sobre mi cuerpo
y sobre ella hierba y tierra,
mustia y seca?
No, decididamente no es nuestro parque,
nuestro parque era bello aún melancólico.

Entonces...
¿Será polvo de corazón?
¿Mi fantasía?

¿Un amor?

¿Un sueño?

Una única mentira.



Sin título VII

Hoy es un día normal de aquellos en los que añoro el tiempo
de palabras perdidas y cantos olvidados,
entre suaves susurros de la brisa y cálidos rayos de sol,
mientras paseábamos por aquella ciudad, ahora tan lejana.

Hoy mis lágrimas hablan de amor y confusión,
porque te siento a la vez tan cercana (en mi corazón)
y tan lejana (en aquella ciudad perdida).
Quién inventara el espacio y el tiempo.

¿Llegará el día en que volveré a ver tu rostro,
a perderme en tu mirada y a dejarme llevar entre tus brazos?
¿O tan lejano estás, parque nuestro? (Quizá en aquella ciudad perdidad...)

Hoy las hojas caídas de los árboles (no de nuestro parque,
tan hermosas y puras, sino las frías y secas, esas de la calle)
me acompañan en mi amargo vuelo,
ambos somos arrastrados por el viento.

Les pregunto: ¿Qué es el amor?
Ellas no lo saben (no son de nuestro parque).
Sin embargo, el viento trae débiles y apagados susurros
de almas errantes (y felices, de nuestro parque) que algún día se enamoraron:

Amor son pedacitos de sueños
que, guardados en un cajón,
solo esperan no convertirse en polvo.


Sin título VIII

Oscuridad. Un rincón. Un parque. Soledad.
Brisa. Nubes. Árboles. Calles.
Silencio. Melancolía. Tristeza.
Un rincón. Un parque. Oscuro. Solo.

Pasos. Una voz. ¿Conocida? Sí...
Una mirada. La soledad desaparece.
Y la tristeza. Y la melancolía.
Un cuerpo cálido. Fundido en un abrazo.

Se rompió el silencio. No con palabras ruidosas.
Con palabras de amor. De esas de una mirada.
Una sonrisa. De las que no suenan.
Solo se sienten.

Se cumplieron las promesas.
Se sintieron las palabras.
Los labios se acercaron.
Las miradas se perdieron.
Los ojos se cerraron.

El tiempo paró. Un instante eterno.
La brisa no soplaba. No había movimiento.
Ni árboles. Ni hierba. Ni parque.
Solo nuestras palabras (de amor).

Al fin se rozaron los labios. Un beso.
Tan ansiado. Tan apasionado. Vuelve
a pararse el tiempo.
Ahora. Sí. Solo existe nuestro beso.
Los susurros de los labios.
Palabras de amor.
Dos personas. Tan especiales.
Unas palabras. Un beso.
Enamorados.


Una gota de agua

Vive la vida en una gota de agua.
No hay río, ni rocas (ni tampoco agua).
No cantan los pájaros, melancólicos,
a frías tumbas de piedra.
No hay luna en el mar.
Ni resplandor blanquecino.
Ni ácido en las mejillas.
No hay palabras huecas
golpeadas en un tambor.
Ni brillo con luz, ni oscuridad con negro.
No hay nubes verdes, ni calles azules.
Ni llantos, ni lágrimas, ni lluvia.
No hay ojos blancos, ni cabellos grises.
Ni horizonte purpúreo. Ni mariposas locuaces.
No hay cristales, ni cuarto, ni lápices.
Ni amables sonrisas. Ni risas desagradables.
No hay sufrimientos, ni tumbas ni muertes.
Solo hay vida en una gota de agua.
Y, en ella, solo hay un beso.

domingo, 22 de febrero de 2009

Poemas 6

Sin título III

Si alguna vez viste al atardecer
el mar consumirse en la arena,
o miraste fijamente
una losa, tan gris, fría en la calle.

Si alguna vez observaste en la noche
la luna (y las estrellas) sobre el tapiz negro,
tan pequeñas...


O miraste un rincón oscuro
en un olvidado parque;
de día esperaste el paso de las nubes,
monótonas, grises, frías (como las piedras),
sentado en un incómodo banco
o viste secos los brotes y los árboles
en un campo sin flores.

Si alguna vez te invadió la melancolía,
y la tristeza,
y olvidaste tu nombre (y tu voz)
en una mirada (y en una sonrisa)
que no podías ver;
son tuyas estas palabras,
pedacitos de tinta en blancas lonas frías
de tristeza y melancolía.


Sin título IV

Palabras, Historias. Olvido. Recuerdos.
Polvo. Cajones. Rincones. Parques.
Piedras. Cemento. Cementerios.
Palabras. Historias. Olvido. Muertos.

Lluvia. Relámpagos. Tormenta. Cristales.
Llantos. Risas. Saltos. Abrazos.
Sol. Nubes. Cielo. Tierra.
Estrellas. Oscuridad. Luna. Noche.

Vidas. Cantos. Lágrimas. Risas.
Calles. Deseos. Banales. Sueños.
Lluvia. Rincones. Parques.
Besos. Amores. Muertos.


Sólo era mentira

Polvo que se lleva el viento
y llega a un mar oscuro,
formando virutas de olvidados sueños
sobre esta piedra fría.

Desafíamos a la noche con nuestros besos,
que se vayan la luna y las estrellas,
y el mar oscuro,
y queden solos nuestros cuerpos.

Vuelan nuestras vidas efímeras,
sobre el viento,
y cantan los pájaros su melodía
en los grises parques.

Todo fue oscuro y paró nuestro vuelo,
cayó al suelo con suavidad,
como una pluma, en medio del silencio.
Todos lloraron palabras y callaron lágrimas
ante esta trágica desgracia.
Nadie dijo:

Sólo era amor,
sólo eran sueños,
sólo era mentira.


Sin título V

De mentiras cubren la calle los copos de nieve
y otro día más creen despertar las nubes
en su océano azul y vuelven a soñar.
Otro día más los árboles se agitan,
presas del viento,
y caen sus hojas en la hierba cubierta de rocío
Sus destellos nos ciegan y someten
como el genio y el famoso
a un admirador corriente.
Nos envuelve el frío y el calor,
una manta y una ducha fría
mientras la lluvia moja nuestros cuerpos
desnudos y vacíos.
Nos movemos en un campo de flores,
donde todos los pájaros cantan su armoniosa melodía,
entre los dulces perfumes de la naturaleza,
entre nidos de amores.
La ciudad nos rodea, monótona y ruidosa,
los niños cantan en la calle de alegría,
en tristes rincones con sus juguetes cálidos,
mientras los adultos, demasiado ocupados
en cosas serias, no les prestan atención.
Para qué, son cosas banales,
inocencia y juventud (y sabiduría) demasiado unidas.

Ah, y los sueños,
los pequeños se asustan con ellos (y bien hacen),
los mayores los ven pasar desinteresadamente,
como si de lluvia y coches por la ventana se tratase.
Son ingenuos, creyéndose mejores por maduros,
por llamar sabiduría a la vejez
y a la realidad sueños.
Mas hay personas que conocen la verdadera realidad,
pequeños o grandes: los niños;
un sentimiento, una amistad y un amor
y sueñan con ellos,
estas cosas que se llevó el viento
y los sueños.

Poemas 5


Poesía

Preguntó el pájaro al viento:
¿Qué es poesía?

Una piedra. Un monte, agua, un río
y un vuelo que alguien olvida.

Un corazón que quedó sin amor,
cayendo lágrimas sobre la piedra fría.

O entre terciopelo guardada,
dentro de una cajita.

Cantarle a la vida por ausencia de muerte
y a la muerte por ausencia de vida.

Un horizonte con alas que al alba,
despierta de un sueño y vuela y grita.

Un parque olvidado en la calle,
olas de mar que lamen la orilla.

Entre frágiles lonas blancas,
pedacitos de volátil tinta.

Y un pájaro que al viento pregunta:
¿Qué es poesía?


Una mañana

Son las huellas al pisar
de los caminantes en la fría piedra,
en la calle solitaria,
y hacen eco, una mañana.

Allá donde vayan irá el viento
llevando las hojas caídas,
rozando la fría piedra
y las sonoras huellas,
de otoño una mañana.

Recorrerán la verdura inmensa
del olvidado parque
y olvidarán las alas de algún pájaro
un susurro bajo ellas
y yacerán tranquilos, una mañana.

Lloverá al alba sobre el rocío,
lluvia que regará el verde olvidado
que tragará en su humedad al viento
y hará monótona y fría... una mañana.

Las grises nubes cubrirán el antes
azul cielo y reflejarán el color,
bajo las huellas, de estas calles grises,
con su plumaje triste al viento
apagarán el sol, una mañana.

Mañana volverá a nacer el día,
de entre la noche, con su fría piedra,
bajo las huellas olvidadas;
y las nubes cubrirán en sol
y el silencio... de otra gris mañana.

jueves, 5 de febrero de 2009

El vuelo de un pájaro

Volé entre las copas de los árboles, cambiando alternativamente y sin orden alguno de corriente de aire, simplemente dejándome llevar sin rumbo fijo. Atravesé grandes praderas verdes donde el sol brillaba en un bello espectáculo cada mañana sobre las gotas de rocío en la hierba. También vi altas montañas, con sus blancas cimas nevadas de las que descendían los ríos brindando al aire un suave y agradable murmullo. En algunos lugares este murmullo se hacía más intenso, las aguas cogían velocidad e incluso llegaban a caer desde elevadas pendientes formando hermosas cascadas que brillaban a la luz del ocaso como si de cabellos de oro se tratara. También conocí otros animales, desde pequeños e inocentes hasta grandes y feroces. Los más pequeños me evitaban, creyendo ver en mí un peligro para su vida, mientras que a los más grandes solo los podía observar desde lejos y llevando mucho cuidado en no ser detectado, no me fuera a convertir yo en su próxima presa.

Pasado un tiempo, en el que no podía dejar de regodearme con los bellos y tranquilos paisajes que me rodeaban mientras yo seguía con mi melancólico vuelo sin rumbo, encontré unos nuevos animales. Era una especie rara, pues caminaban sobre dos patas y, aunque solían ir con trapos por encima (cosa que nunca llegué a entender), se podía observar fácilmente que disponían de bastante menos pelo que la mayoría de los animales que se parecían a ellos.

Tarde descubrí, cuando volaba (como siempre, sin rumbo) acompañado de un hermano gorrión disfrutando de una amena charla, que este nuevo tipo de animal era uno de los más agresivos, si no el más, animales que pudieran existir sobre este bello planeta, pues un espécimen relativamente joven, sin motivo alguno (quizá el aburrimiento), mató de una pedrada a mi compañero, mientras que yo huí apenado buscando alejarme del alcance de aquel ser. Cuando me distancié lo suficiente, me propuse averiguar algo más sobre este extraño carácter, en un mundo donde primaba lo bonito, tranquilo y alegre. Fui descubriendo horrorizado la dimensión de su obra, y cada cosa que descubría, me provocaba un dolor interior insoportable que acortaba los días de mi vida y me hacía más y más viejo…

Estos seres (pues no se merecen llamar animales) no se conformaban con disfrutar de los placeres que una vida en paz con el resto brinda, sino que estaban en continua y desigual pele contra el medio en el que vivían y el resto de sus habitantes, no respetaban nada, lo mismo les daba talar el bosque más grande, que montar sus grises viviendas en una verde pradera, que conducir el agua en sus horrendos canales. Grande fue mi sorpresa que al descubrir que hacían lo que ninguna otra especie hacía: matarse mutuamente, y no por supervivencia (que sería más normal), sino por puros intereses de unos u otros, por diversión e incluso creo que en casos por aburrimiento.

Dicen que la Madre Naturaleza es sabia. Yo lo empiezo a dudar, pues, después de dotar al mundo de cosas tan bellas como un cerezo en flor, una cascada brillante o una cima nevada va y crea un horrendo ser (así los llamaré, “Horrendos Seres”) capaz de acabar con todo lo anterior. Me insto a pensar que lo habrá hecho sin conocer el desenlace de su creación, que lo único que buscó es crear un ser más inteligente que los demás que dominara pacíficamente sobre ellos mediante su ingenio y los ayudara a mejorar. Sin embargo, algo debió salir mal, pues demasiado valiente sería quien se atreviera a afirmar sin dudas que esto que he estado observando, tal que matarse entre ellos por razones banales, es inteligencia.

Llegado a esta conclusión, emprendí un rápido vuelo (esta vez sí tenía rumbo) hacia alguno de los pocos lugares bellos y tranquilos que quedan en este planeta antes tan bello. Solo queda disfrutar mientras se pueda de estos hermosos placeres a la vista, antes de que el Horrendo Ser nos prive de ellos.


De un pájaro que vuela, para los demás animales.

lunes, 2 de febrero de 2009

El Jardín Silencioso

Hace ya tiempo que están secas las briznas de hierba, formando una alfombra rígida y oscura, que se mece incluso aunque ni la más leve brisa sople y sin que haya ni un solo movimiento. Se elevan sobre esta alfombra abundantes flores marchitas que dejaron sus vivos o suaves pero bellos colores abandonados en algún rincón en tiempos inmemoriales. Memoria… ¿qué significa eso donde los únicos recuerdos son recuerdos olvidados, donde los sentimientos vagan vacíos y los pensamientos no dicen nada? Precisamente eso, nada. Aquí todo es algo y nada a un mismo tiempo: los cuerpos, las acciones, las marcas que dejaron aún siguen, mas lo más bello y oculto, lo que no puede sentirse con los sentidos, eso expiró hace tiempo. Dicen que en este… lo podríamos denominar jardín, no existe el amor. Porque… ¿qué es el amor con recuerdos, sentimientos y pensamientos, pero todos ellos vacíos y olvidados? ¿Se puede decir “te amo” o “amo a alguien o a algo” si no recuerdas, no sientes y no piensas que amas? Es más, ¿se puede decir algo si no puedes recordar, sentir o pensar cómo decirlo? Sinceramente, no lo creo.

Pero nada puede ser perfecto, ni siquiera el olvido. En el esfuerzo de dejar todo lo hermoso a un lado, se dejaron una cosa: el silencio. Así que ahora y aquí, tras lejanas y olvidadas reflexiones, proclamo sin voz en el silencio que este mismo es lo más bello y único que existe, en el silencio puede haber infinitos pensamientos y puede no haber ninguno, puede haber cosas bellas que nunca llegaron a ser dichas, puede haber recuerdos no olvidados que jamás fueron contados, pueden haber muchos amores (o uno solo que valga más que todos ellos) y que no lleguen nunca a ser expresados; pueden pasar tantas cosas sin llegar a ser contadas que hasta puede llegar a no pasar nada… La naturaleza es sabia y, como yo, sabe que el silencio es el bien más precioso que existe, por eso lo ha hecho indestructible, pues se puede romper en pequeños y efímeros fragmentos de tiempo, mas no por siempre.

Consulta de Jorge

En principio, y de hay viene la url de la página, este blog se llamaba "La Consulta de Jorge", en honor al gran libro de Jorge Bucay "Déjame que te cuente". Además, un personaje que casualmente llevaba mi mismo nombre introducía los textos que escribía. Como esto último ya no es así, he decidido cambiar el nombre a "Sueño del Poeta".