El Sueño del Poeta: diciembre 2009
Mis versos se van, siguiendo cierto aire de amapola, pero seguirán vivos en: http://airedeamapola.blogspot.com/

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Poemas 17


Sin título XI

Polvo de sombra.
Polvo de amor doliente muerto.
Polvo de vida que apaga suspiros
y suspiros que apagan velas
que van a dar al mar
en cuya arena rompen las olas.
Olas que trituran el polvo
para dar más ceniza quemada de sueños
al viento, más nada y nada.



Sin título XII

Sobre olas de tormenta navega
un faro púrpura de brillante estaca.
Sobre olas de mar bravío y tembloroso,
ríos de sangre y olas de plata.

Sobre ráfagas perdidas de viento,
una linda y ahorcada mariposa
se desliza entre las hojas rotas
del parque y el barro sucio.



Amistades rotas

Hasta hoy pensé que la amistad no era
tan volátil, tan efímera y pasajera.
Y es frágil y caduca como un pétalo blanco
de lirio que arranca sin apenas esfuerzo el viento.

El viento. ¿Acaso todos esos recuerdos,
esas tardes juntos
(o cuando anochecía, bajo las estrellas),
esas charlas amenas y agradables,
esas sonrisas, risas y tantas penas y llantos compartidos,
acaso se los lleva también el viento?

Oh, cenizas, polvo y sombra
(ya solo amagos de memoria),
¡pasto amargo del olvido cubierto de rocío
(que son mis lágrimas)!



Los pasajeros

Qué importantes los pasajeros
que te acompañan en la barca
a lo largo del río apenas trasparente.

Cuando ellos cambian
(o, simplemente, no están),
ya no son las mismas aguas.

Ya no ves los coloridos peces que las navegan,
ya no oyes cantar a los árboles circundantes,
solo son tristes ráfagas de viento que arrastran tu barca
intentando convertirla en astillas que cubran la orilla negra
donde el olvido se oculta.



Sueños de acero y cristal

Entre acero y cristal
se encuentran mis sueños.
Entre bellas olas de mar
sangrante y abierto.
Entre mariposas coloridas
que habitan campos de flores
grises (y ahora secas y marchitas).

Mis sueños,
un día pareciendo tan eternos y fuertes
y al siguiente (¡oh, rotos!),
en pedacitos tan pequeños...


Pecera

Mece el viento los árboles
cuyas hojas escarlatas arrastra el otoño
a través de la ventana.
Adentro, cuerpos tranquilos distraen sus mentes
entre marañas de papel y palabras.
Iluminadas por la luz de un cielo azul y abierto
emiten leves destellos las mesas verdes.
Alguna que otra planta se intercala
con papeleras y calefacciones blancas.
Todos nosotros, todos ellos, todo,
rodeado de paredes de cristal.
Al otro lado, visible pero ausente y lejano
como en un sueño,
se desarrolla un mundo paralelo.

Poemas 16


Amar

Amar
es la cura de la soledad, la depresión,
el cansancio de vida y la ausencia de sueños.
La gota de rocío de la más bella flor
acusando y venciendo al desierto más árido.

Amar
es volver a cogerte de la mano
como aquel primer día bajo las estrellas
y volver a perderme entre tus ojos verdes
respirando tan solo besos.

Amar
es ser feliz sabiendo que,
siempre presente (¡y futuro!) a mi lado,
se encuentra un ser perfecto.
Y yo te amo.



Tú y yo

Madrugará temprano el mar cada mañana
solo para ver a su lado
aquel instante nuestro.

Las olas rasgarán con su espuma plateada
las cenicientas orillas de arena,
ansiosas de arrancar nuestros cuerpos.

Oh, pero nosotros proseguiremos.
Volaremos más allá del mar inmenso
y sus espumosas olas blancas.

Más allá del horizonte, donde solo queden
el cielo abierto a la noche oscura
y un par de estrellas iluminándonos.

Allá, donde solo mora el silencio,
abrazaremos nuestros cuerpos enamorados
y, juntos, callaremos en un beso.



Una flor

Las suaves olas del mar rugen a lo lejos.
Yo las escucho, sentado en mi balcón de arena.
Yo, solo yo, y mi compañera, la noche silenciosa.

Una única flor crece en la playa.
Se eleva, minúscula y azul,
hacia el inmenso vacío oscuro.

Yo la admiro con ojos brillantes y alegres.
Sus dulces pétalos, su puro tallo.
Sus besos.

Oh, las olas rugientes arañan la arena.
Arañan la arena y me arrastran
entre sus espumas blancas.

Mi cuerpo desaparece lentamente entre ellas
dejando tras él solo burbujas de sangre
que se deshacen en la superficie.

Allá mismo, en el plateado mar,
crecerá de la sangre una flor aún más magnífica:
una rosa roja enamorada.




Golondrinas rojas

Una lluvia de cristales surca el cielo.
Vuela el aire y cantan los árboles.
Surcan nubes el campo verde.
Nubes rojas de sangre, rojas de rosas
y mariposas enamoradas.
Infantiles rayos de luz oscura
envuelven el tenebroso bosque
donde mi voz se pierde buscándote.
Si existe un solo eslabón de tristeza
es aquel que arrastra mi cadena.
Si existe un Dios entre los dioses
que arruinan nuestras vidas.
Si existe hambre en un mundo
donde solo existan sueños.
Oh, si existe una golondrina roja
es aquella que lleva mi amor.


Hoy he vuelto

Hoy he bebido por última vez de este vaso
de lágrimas que ya no habrán de ser derramadas.
Hoy, a la noche, he alzado mi mirada
hacia el cielo y he puesto nombre a esa estrella solitaria
que vuelve a iluminarme en silencio.
Hoy, he vuelto a soñar.


Hace tiempo

Hace tiempo que no cantaban los árboles,
repletos de pájaros multicolores,
que no volaban dulcemente las mariposas,
con la brisa,
en aquel campo de amapolas.



Ayer soñé

Ayer soñé con un océano verde
cuyas pupilas negras expiraban brillos felices.
¿Serían tus ojos o los míos?
¿O los de ambos, unidos por amor?

Ayer soñé que soñaba y nosotros,
sin alas, solo cogidos dulcemente de la mano,
alzábamos nuestro vuelvo hacia aquella estrella
que a lo lejos llevaba nuestro nombre.

La luna nos acunaba armoniosamente
al son de nuestros besos.
Qué importaba que el Universo no fuera infinito.
Nosotros, volando, lo haríamos.



Poemas 15


Sin decir adiós

¿Qué será de aquel mundo con el que todos
soñábamos?
De aquel resplandor azul, a lo lejos perdiéndose,
a lo lejos.

¿Qué será de nuestros ojos, nuestros ojos
tristes
y rajados con la intensidad de un relámpago vibrante
del azul lejano?

¿Qué será de nuestras almas en este océano
penoso
donde los felices se hunden por y para siempre siquiera
sin decir adiós?

Sin decir adiós nos vamos todos, sin rogar a Dios,
inexistente,
sin llorar inútiles, sin oscura piedra blanca
de lápidas amargas.



Destino

"Soñamos para no vivir
y vivimos para morir."
Es nuestro destino, está escrito en todas las plazas girses
por las que cada día caminamos.

Es el viento quien nos seca como hojas arrastradas del otoño.
Nos vuelve viejos a cada instante, nos vuelve locos.
Creemos oír un leve rugido de viento a lo lejos
y, horrorizados, nos obligamos a pensar que tan solo se trata
del oleaje bravo del mar arrugado en la arena.

Si vemos, a la noche, a un ser que prepara
sus alas negras para volar cuando despierte el alba,
le escupimos y maldecimos su nombre en alto.
Entonces, de pronto solos y asustados,
miramos a nuestro alrededor y vemos,
como a través de un velo transparente y ficticio,
la triste plaza que reza:
"Soñamos para no vivir
y vivimos para morir."

Después de escuchar estas palabras comprendemos
el misterio que guardaba el aire de amapola.
Mientras tanto, nos calzamos nuestras alas negras rotas
para volar cuando despierte el alba
(aunque ya están rojas de sangre, derramadas).



Muertos

Nunca volveremos a ver a aquellos que están muertos.
Sus rostros se convertirán en polvo
y su recuerdo lo perderá el viento.
El mismo viento que nos azota,
trayendo débiles y apenas audibles susurros
de aquellos náufragos del olvido.

Y la tierra marchitará para siempre.
Morirán los pétalos de rosa y las flores
y ennegrecerá el horizonte
que un día trajo la esperanza del sol amanecido.

Quedan solo caminos de piedra sesgados con hachas,
apenas iluminados, donde un tropiezo
significa caída irreversible
a ambos lados del precipicio
donde se esconde, oscura, la muerte.



Adiós

El río transcurre, rápido y cristalino,
arrasando a su paso.
Arrastra bosques de lágrimas malditas
y entresijos de sueños.

Sin embargo, perdurarán los picos nevados de las montañas,
las extensas praderas verdes rebosantes de flores,
así como las gráciles gacelas que las recorren
y los monos que trepan por los árboles colindantes.
Perdurará la naturaleza, y yo unido a Ella,
también viviré.

Pero vosotros, ¡oh, estúpidos, artificiales!
Creísteis ser inmortales en vuestro mundo
y ahora moriréis bajo el yugo de vuestra propia mano.
¡Adiós, humanidad! Hasta siempre.



No hay tiempo

No hay tiempo para el olvido en el amanecer sangriento
del que siempre sueña
sueños que acaban en nada, donde la nada lo es todo
y todo es vacío.

La felicidad se pierde, volátil, entre los muros altos
de esta casa fría y rota,
como pequeñas notas de música que fueron esbozadas
para jamás ser oídas.

Oh, nuestros ojos no ven los peligros detrás de la frialdad
de las bellas estatuas blancas.
Se pierden observándolas, pierden el tiempo, la sonrisa,
y acaban perdiendo la luz, la vida.

Poemas 14


Los sueños

Los sueños son pequeñas estrelas.
Los observas brillando más que nada
en la noche y alargas la mano
(se cierra sobre el aire)
y sientes que no los alcanzarás nunca.



Cuentos de hadas

Las olas del mar rugen a lo lejos.
Yo las escucho, sentado en mi balcón de arena.
Yo, solo yo, y mi compañera, la noche silenciosa.

Otro día, como hoy junto al mar,
te prometí que nunca cambiaría
y tú me prometiste lo mismo.
Ambos hemos roto nuestra promesa.

Pero qué importa ya si nuestros cuerpos perdidos
navegan sin rumbo, nuestras almas ausentes.
Si ya solo quedan montones de hormigón
sobre la calle que paseábamos.

Ya nuestros cuentos de hadas,
ya están perdidos nuestros sueños.
Y una última tirada de dados al mar.



Volaré más allá del mar

Soy sólo un ser efímero sin cuerpo
que escribe a la soledad fría.
Viandante de la misma calle donde todos soñamos
sueños que acaban en nada,
donde la nada lo es todo
y todo es vacío.

Fiel arpa rota cuya sagrada nota se perdió
hace ya mucho tiempo,
me arrastro por los suelos
como una hoja reseca, caída de algún árbol,
que va a parar a parques olvidados.

¿Existe el amor donde sólo cabe el odio,
donde se perdió hace tiempo su significado
y solo son peces asustadizos los que navegan
y huyen de este mar sangriento?
¿Existe el amor en estos ojos rotos?

Volaré con alas de plástico
más allá del mundo. Más allá
de lo inimaginable, donde solo quedemos
un cuervo triste y yo
esperando en silencio al anochecer oscuro.



Declaración de amor a la noche

Si no existe el tiempo, ¿qué importa que yo
sólo sea un instante más, perdido en el mundo?
Sólo amo a la noche.

Ella es mi única y triste compañera
en el desamparado silencio oscuro.
Sólo ella me cuida.

Sólo ella es capaz de acariciarme levemente
con esa brisa que tanto anhela
mi cuerpo roto.

Esa brisa esculpida en cristal blanco,
que es lo único que aleja mi eterna melancolía
con dulces escalofríos que recorren mi espalda.

Las suaves olas del mar rugen a lo lejos.
Yo las escucho, sentado en mi balcón de arena.
Yo, solo yo, y mi compañera, la noche silenciosa.

Sólo ella puede ser una persona
y al mismo tiempo nadie.
¡Oh, amor, tan lejana y ausente!

Solo, amo a la noche.




Consulta de Jorge

En principio, y de hay viene la url de la página, este blog se llamaba "La Consulta de Jorge", en honor al gran libro de Jorge Bucay "Déjame que te cuente". Además, un personaje que casualmente llevaba mi mismo nombre introducía los textos que escribía. Como esto último ya no es así, he decidido cambiar el nombre a "Sueño del Poeta".