El Sueño del Poeta: Breve historia de un "guay"
Mis versos se van, siguiendo cierto aire de amapola, pero seguirán vivos en: http://airedeamapola.blogspot.com/

jueves, 5 de junio de 2008

Breve historia de un "guay"

En nuestra segunda consulta, proseguiremos con una historia:

<Mañana, otro aburrido día de colegio, menos mal que ya es viernes.> Fue lo último que pensé antes de quedarme dormido.
A la mañana siguiente, para variar, sonó el despertador. Lo apagué aún medio dormido y comencé la tediosa tarea de vestirme mientras daba tumbos y alguna que otra tos salía de mi boca. La mañana pasó sin pena ni gloria, clase tras clase, aburrimiento y más aburrimiento, únicos ratos mínimamente divertidos los recreos. Un examen fue lo único que diferenció este día de muchos otros. Aunque este fue también como el resto del día, aburrido. Matemáticas no era precisamente mi asignatura preferida, si es que había alguna, así que sumaría un suspenso más.

Aunque nunca era demasiado malo si lo mirabas con la perspectiva de que después de clase vendría la diversión. Después de comer, fui a salir con los colegas, ignorando el castigo de mis padres, pero estos me pillaron y el castigo quedó alargado un mes más.
Así que, qué opción, tendría que estudiar. Bueno, mas bien "estudiar". Poner un libro delante mientras hacía aviones de papel y jugaba con ellos, escuchaba música o alguna otra cosa entretenida. Las horas fueron pasando, y también pasó el día.

Llegado ya el sábado, con la escusa de ir a por el pan, me di una vuelta por ahí aprovechando para fumar un poco.
Por la noche, única parte de la semana, la noche del sábado, que no estaba castigado, salí con los colegas.
Ya algo tocados, acabamos en un bar, bebiendo y fumando sin parar. En este, encontramos alguna que otra chica que no estaba mal, y esto, sumado a la borrachera que llevábamos, nos hizo liarnos con ellas. Yo escogí que estaba especialmente buena, con bonito cabello castaño, buen culo y buenas tetas. Empezamos con un breve diálogo, seguimos con besos y caricias, y acabamos en la cama. No era a la primera que me llevaba, ni sería la última; sería, simplemente, una más. Aunque, a pesar de que me había liado con alguna mejor, estaba bastante bien, pues no todas las noches se conseguía buena cosecha.
A las 4 de la mañana volví a casa, con una buena borrachera, ya satisfechas mis necesidades como hombre aunque por edad aún no fuera del todo. Según me contaron después, parecía que estaba entrenándome al fútbol, deporte que practico y se me da muy bien, pues iba haciendo zigzag entre los árboles de la calle. Yo no recuerdo que fuera así, de modo que puede que me engañaran.
(Por si no queda claro, un efecto común del alcohol es no recordar lo que haces y que en ese momento pienses que estás haciendo todo bien y estás volviendo a casa haciendo zigzag entre los pivotes o los árboles de la acera)

Así fueron pasando los días, las semanas, los meses. De suspenso en suspenso, de cigarro en cigarro, borrachera tras borrachera, perdiendo la cuenta de las chicas que me satisfacían. Pero yo estaba contento. Era popular, guapo (motivo por el cuál las chicas no me negaban sus favores precisamente), muy respetado por mis colegas, quizá de los que más o el que más poder tenía, y un buen jugador de fútbol.

Cuando cumplí los 16, dejé la aburrida tarea de estudiar y me puse a trabajar de mecánico en un taller tuning. Hice buenas migas, especialmente con un chaval que había llegado en parecidas circunstancias que yo hace un año. Fue él por quien probé la coca por primera vez. Él también la había probado por primera vez cuando vino un año antes, se la transmitió otro del taller. No era la primera droga que tomaba, pues ya frecuentaba a tomar marihuana y otras hierbas, también añadir quizá el alcohol y el tabaco, que estos científicos tan chiflados consideraban drogas. Pero nunca una de este calibre, era lo mejor que había probado nunca. Me echaron del equipo por culpa de esta, pero sin duda merecía la pena. Además, esto mejoraba de buena manera, las ya de por sí solas muy satisfactorias relaciones sexuales.

Llegaron los 18 y cada vez estaba más adicto a las drogas, a cuya lista ya se habían sumado la heroína y el opio. Cada vez tenía más problemas por esto, peor yo seguía pensando que merecía la pena.
Esta noche, ya las 5 la mañana, con por lo menos tres polvos echados, seguía tomando más y más droga, quizá me estaba pasando un poco, pero merecía la pena. Seguí una media hora más, con dos tías de por en medio para la lista, cuando de repente, empecé a temblar violentamente y a toser. Mis colegas no se preocuparon en exceso, pues ya habían pasado cosas parecidas alguna vez, además de que no estoy seguro de que se dieran cuenta con la colocada que llevaban. A estos temblores empezó a sumarse un fuerte dolor de cabeza, parecía que me iba a explotar, me quedaba sin aire, no podía respirar, escupía sangre y mi corazón cada vez latía más deprisa, doliéndome fuertemente y amenazando con salirse del pecho. Este doloroso inigualable sufrimiento se prolongó durante unos instantes, que a mi parecer fue una eternidad. Pero, de repente, todo paró.


Y esta, mi querido paciente, es la resumida y breve historia de un joven "guay". Un joven, consumido en sus vicios. Una larga vida que aún le quedaba por delante, una carrera futbolística en su día prometedora, así como podría haber llegado a algo como escritor, pues de este fragmento sólo me he inventado el final, que lo vi con mis propios ojos, el resto es de su propio diario. Todo, destruido por las drogas y su obsesión por ser "guay".

La hora acaba de nuevo, el próximo día me gustaría que tratáramos un tema que tú mismo eligieras.
Nos veremos entonces.

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Consulta de Jorge

En principio, y de hay viene la url de la página, este blog se llamaba "La Consulta de Jorge", en honor al gran libro de Jorge Bucay "Déjame que te cuente". Además, un personaje que casualmente llevaba mi mismo nombre introducía los textos que escribía. Como esto último ya no es así, he decidido cambiar el nombre a "Sueño del Poeta".